La otra noche bajamos clandestinamente a las catacumbas parisinas, guiados por un par de amigos cataphiles. Grietas estrechas, humedad, agua, oscuridad… un laberinto. Y tras una hora de reptar, al llegar a la gran sala empezó la fiesta que revolucionó las entrañas de la ciudad.
Catacombes Clandestines
En las catacumbas
Les Cataphiles
Ahora cada vez que veo una alcantarilla llena de pisadas de barro, me doy cuenta de porqué.
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No hay música hoy.
No hay música hoy.
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